28 agosto, 2006

Cartel en la estación Sur de Madrid



¿Qué mundo es este en el que las autoridades ponen carteles para decirnos que el resto de personas son malas y están intentando hacernos mal continuamente?

¿Es tan grave la situación? De grave es hasta cómica. Yo añadiría incluso algunas líneas más:

6- Si ve que una persona al lado suyo está tosiendo como si se estuviera ahogando y tiene la cara morada, no le ayude, porque seguro que está intentando distraerle para robarle la cartera.

7- Si alguien le dice que lleva la falda rajada y que se le ve la ropa interior, no le haga caso y dígale: "me gusta ir fresquita".

8- Si un anciano de 96 años se cae al suelo delante suya y se rompe la cadera, desconfíe, porque seguro que es una treta para distraerle.

Incluso esto, que parece para tontos:

9- Si ve que un rumano coge le coge la mochila y echa a correr, desconfíe, porque seguramente es una treta para robarle la mochila; y tenga cuidado, porque con la confusión puede que otro rumano le robe la cartera...

En fin, si lo dicen, habrá que tener cuidado. ¡NO DEN NI LOS BUENOS DÍAS, POR FAVOR!, el peligro acecha tras cualquier esquina.

PC (Por Cierto): ¿Debería el cartel avisar a la gente de que no se distraiga leyendo el cartel mismo?... ¿Es el cartel una artimaña más de los cacos?... Ahí lo dejo para la reflexión...

24 agosto, 2006

Un Meme (sea lo que sea)

Un día leí en el blog de Rafaele: "le paso el meme a Eli, Tutty y Javi..."

La verdad es que estoy un poco verde en la jerga típica de "blogueros", "foreros" y todo eso; pero en fin, aunque muchos estén hartos de los "memes" a mí nunca me habían pasado uno. Gracias, Rafa. Con mucho gusto pongo estas dos foticos:


Sí, ya era un poco payasete...


Y como se suele decir, ahora le paso el meme a: (mmm, pensando...) ... le paso el meme a todo el que lo lea y punto (la gente los odia, así que no puedo obligar a nadie), por ejemplo a Jdelpino, Infopoeta, blindcube... (así escriben más, que lo han dejado un poco), e insisto a Eli y Tutty que lo hagan si no lo han hecho, que queremos verlas de chiquitas... Besos para todos y nunca matéis al niño que lleváis dentro.

17 agosto, 2006

Buen tiempo



Lleva toda la mañana lloviendo. Lluvia débil, fina, suave, limpiadora, refrescante, gratificante. A veces aprieta un poco, pero lo justo para no hacer daño. Todo es gris, los paraguas salieron, los canalones recordaron lo que era llevar agua en su cauce, los árboles más altos supieron de las gotas en sus copas tras muchos meses sin hacerlo, la temperatura es primaveral... Sí, por primera vez en este verano, hace "buen tiempo".

Quizá a mí me guste particularmente tener de vez en cuando un día así, como si viviera en Asturias o Galicia: un día de "orballu" o de "xirimiri" para refrescar el julio o el agosto; pero no creo que esta vez salgan muchos a quejarse de esta lluvia (total, es un día o dos). Recuerdo algún otro año que me cogí la bici y me fui a algún pueblo cercano a disfrutar del "día de descanso del calor", como si de una etapa alpina del Tour de Francia se tratase (nuboso, con niebla, casi lloviznando...).



Hoy es cuando me río yo de los noticieros que ayer hablaban de las escasas reservas de agua en los pantanos, y que hoy se quejarán del "mal tiempo". ¿Hipocresía?, no, más bien tontura. Y es lo que digo yo hoy: A este buen tiempo, buena cara.

11 agosto, 2006

Mi Taizé (II- Ocio y amistad)

Taizé no es un lugar, es una experiencia. Y en parte, en gran parte, la experiencia la hacen las personas que van allí. Yo me fui con gente que ni conocía, y cuando llegué me encontré “solo” en un lugar no hostil, pero que me era desconocido y que por tanto me debía causar miedo, aunque no era el caso. Allí todos te acogían bien y para todos eras importante como individuo, como uno más, sin importar tus dóndes, cómos y porqués, que era lo que quería. Luego, ya llegaba el tiempo de conocerse más, pero entonces todos éramos iguales fuésemos de donde fuésemos, y cada uno tendría su pasado, su futuro…

Cuánta gente guardaré para siempre, con cuánta gente pasé la mejor semana del mes, del año, de mucho tiempo… Inolvidable. Los de la tienda 23, donde dormí el primer y el último día (Menu, Cañas, Rubén “el Cobra”, Alex, Esteve, Gabi, Edu, el Nurbert, Medi, Javi Lorenzo…), que tanto hicieron sufrir a aquel pobre infeliz llamado “Anthony”. Las chicas de la 24, con las que salí a dormir fuera 3 días, y con las que dormí en su tienda otros dos días (me hicieron sentir un príncipe entre tantas mujeres que me acogieron tan bien, devolviendo a alguna ese cariño con un besito de buenas noches, aunque no siempre atinaba con la mejilla en la oscuridad…): Ana y Sara (las gemelas de Taizé...), Sofía (Schlampa) y Nata, ex-alumnas de Viator; y "mis Loretos”: Bea, las 3 Cristinas (Casco-Tormenta, Secretaria y Ojosazules), Laura (la amo, pero esperaré...), Teresa, Esther (la chunga) y “mi” Alicia (qué gozada dormirme mirando su carita y despertarme por la mañana volviendo a verla, durante 5 días…). De verdad, sois todos los mejores, las mejores, me ha encantado conoceros… Luego los extranjeros (como el “Chuloputas” Christian, su amigo Lucas y las austriacas, la rumana-mexicana Corina o el Indio), los del grupo de introducción bíblica: Johanna, Juliane, Rocío, Marta, Irene, Jakob. Si añadimos a las de Linares (tienda 22: Guada, Rosa, Sagrario, Jose...) y a los sevillanos y linarenses (Luis, J.Ángel, Eli, Jose, Fran, Pachi...), tenemos el cóctel perfecto. Y no olvidarme por favor, de la pareja de Ciudad Real: Rafael de la Guetto y Serafín de semana.

La base principal de todo fue el cariño que nos tuvimos todos, y la confianza que surgió nada más conocernos. Eso fue increíble, y hará todo esto inolvidable.



Finalmente, pues hablamos bastante en inglés y aprendimos bastante vocabulario básico en alemán e italiano… es decir: tacos…

He de decir que acabé harto de que los españoles me hablasen en inglés (decían que parecía irlandés aunque no sé por qué…), aunque me aprovechaba un poco de ello ya que los primeros días podía utilizar a discrección la que fue mi frase favorita: “Joder, qué culo” (con acento austriaco) con las españolas (y extranjeras), aunque al final me pillaban…

La verdad es que hubo un buen intercambio, y ahora me puedo manejar perfectamente en una pelea de “navajeros” de Dortmund, y por supuesto tengo unas nociones infalibles de ligoteo germano: Du Hast’n geilen arsch (joder, qué culo), Du Hast ne latte (no debería traducirla porque es muy fuerte, pero mi amigo Menu decía: “... como un trozo de madera…”). Y todo esto bajo la mirada atenta de los “Go to Bed”, que vigilaban que no estuviéramos fuera de las tiendas después de las 12 (cuando cerraban el Oyak, donde nos habíamos metido un par de sidras...), aunque hasta las 3 de la mañana o así no nos dormíamos… (claro, luego a las 8 estábamos en pie, así que durante el día había un poco de sueñecito). Aquí, un recuerdo para Carlos, María y Ana, mi trío de "Gotobeds" preferidos. Perdón para los que olvide, y aquí van algunos más de los mayores: Clara y Maria José, Carmen, Berta, Diego (el galáctico de los curas), Eduardo (el nada tímido), Rebeca, Lesmes, Neme...



En fin, que no sé si alguna vez repetiré la experiencia y sé que a pocos de todos estos volveré a ver (esa pena nadie me la quita) y que si repito, ninguno o pocos estarán, así que sólo me quedan las fotos y el recuerdo, ese, inolvidable…

Si tuviera que resumir todo lo vivido, me daría para centenares de folios... Eso es lo más importante de todo esto, de toda esta inmensa vida de una semana. Gracias, habitantes de Taizé de la última semana de julio de 2006.

06 agosto, 2006

Mi Taizé (I- Espiritual)

Allí que me fui sin saber a donde iba, de campamento, de convivencia o a la aventura: a lo que fuera. De pronto mi vida se paró a 10 minutos para el final de la contrarreloj final del Tour de Francia (toda la semana tuve la esperanza de que al final le hubiese pasado algo a Landis y ganase Pereiro el Tour); desconectado TOTALMENTE del mundo, cuando volví, mi vida estaba esperándome y me monté; pero en esa larga semana viví mucho... casi otra vida:

Necesitaba reflexionar sobre muchas cosas, aunque la verdad es que no tenía ni por asomo idea de que el lugar al que iba fuera adecuado para ello. De pronto apareció ante mis ojos el sitio ideal para pensar, para conversar sobre asuntos importantes con desconocidos que tuvieran una distinta forma de pensar; de pronto se me había brindado, sin esperarla, la oportunidad de encontrarme y de encontrar a los demás; de encontrar el futuro y el pasado, incluyendo el camino que tenía hace tiempo ante mis ojos pero que no conseguía ver (que no quiere decir que lo haya visto ya).



Cierto es que al principio se hacen pesados 15 minutos en silencio, pero acaban siendo cortos los 20-25 de la oración de la noche. Sí, orábamos, quizá unos más otros menos y otros nada. Yo dedicaba los ratos de silencio a relajarme, a relajarme en mi respiración, en la del de al lado, en los susurros de los árboles del exterior, en algún pensamiento que me viniese a la cabeza. En otras ocasiones, hablaba con Dios, rezaba o simplemente pensaba en mí, en los demás y en qué es este mundo y en cómo era posible que en un lugar así pudiesen confluir tantas personas.

Aunque tenía "pensado pensar", no pensé mucho porque siempre había algo que hacer, y el único día que cogí un rato para mí, bajé al lago; pero con 6 ó 7 personas más. Al final, me cogí media hora para pasear por el bosque, por la montaña, haciendo senderismo entre árboles centenarios y ardillas curiosas, pero tampoco pensé. Realmente no había venido a pensar, realmente había venido a encontrar paz, a encontrar la tranquilidad y a darme cuenta de que pensar por pensar no es la solución para tus males. Pensando así no haces más que revolver la mente causando muchas veces daños irreparables. No, lo mejor no es pensar, sino ordenar las ideas. A partir de ahora no pensaré tanto cuando me surjan problemas, no; sólo trataré de ordenar mis ideas previas y casi siempre todo volverá a cobrar sentido. Normalmente con eso basta, porque todos llevamos dentro ese potencial, aunque si en algún momento tuviera que volver a pensar-revolver, lo haría con mucho gusto, y recordaría o evocaría mi propio Taizé allí donde yo estuviese para que me diese esa fuerza para tomar una buena decisión.

Allí donde está, está muy bien, como fuente donde tomar un trago y seguir nuestro camino. Eso hice, y el trago, como vida de una semana dentro de una vida, fue bastante largo. Eso sacia a cualquiera. Gracias Taizé.

Hubo una frase que escuché por allí: "Lo que Dios te pide, te lo da". A mí me gusta pensar que Dios me pidió ese Camino de Santiago (al que tanto quería ir), para luego darme Taizé, y la verdad es que en el cambio he salido ganando ampliamente, eso seguro. Ya habrá tiempo para todo.

Para las fotos, en esta página de flickr

02 agosto, 2006

Por supuesto: Taizé

En la más absoluta de las austeridades, perdida en un lugar del centro de Francia, más allá del Macizo Central y a 100 kilómetros de los Alpes; allí está aquella pequeña aldea que cada semana recibe a 5.000 nuevas personas que vienen a beber de su fuente y posteriormente seguir su camino. Pocos olvidan esta experiencia que les marcará para siempre, y muchos quieren volver aunque sólo sea una vez más.

Con 15 años, con 20, con 25, con 40, con 60… siempre es diferente, siempre es un nuevo Taizé que ofrece matices distintos para enriquecerse. Gente de todas las razas, países, condiciones, religiones (cristianas) conviven allí en total armonía en un lugar donde nadie pensaría en hacer mal a nadie, y donde se respira paz, tranquilidad, armonía y sobre todo amor. Una familia de 5.000 personas en un lugar donde puedes comer junto a tus amigos croatas, alemanes, ucranianos o rumanos, en un sitio donde se hacen amigos para siempre, donde se convive en armonía viviendo como hermanos con personas a las que ni conocías anteriormente, y que parece como si de siempre hubierais sido amigos.



El recogimiento de las oraciones, los cánticos del coro, las colas ante la comida, dormir bajo las estrellas, las reflexiones conjuntas sobre la vida, sobre el futuro, sobre el sentido de las cosas, sobre las personas y sobre los evangelios; las risas con los amigos, las bromas con los extranjeros, con los paisanos, y sobre todo ese amor que nos abraza a todos; ese amor que proviene de Dios, de las personas que allí hay, de las que hubo (como el hermano Roger, que sigue allí presente en alma), de las avispas que pululan sin picar a casi nadie… Taizé es muchas cosas, pero nadie debe depender de él. Uno puede tener su Taizé en casa, en su vida con los demás, en sus acciones y aprender a vivir sin tener que volver cada año, para no depender de ello. Sí, vale para lo que quieras, para cargar las pilas, para reflexionar sobre tu fe perdida, para reafirmar la que tienes, para vivir una experiencia, para formar parte de algo muy grande (5.000 personas en una iglesia, orando en silencio por alguien que murió hace 2.000 años y que ni siquiera está presente allí, sin estar bajo el efecto de ninguna droga… eso es muy emocionante), y para darnos cuenta de que debemos abrir nuestras miras, porque el mundo es mucho mayor de lo que creemos.



Allí espera, humilde como siempre, como empezó hace más de 60 años, como espero que siga en un futuro para nunca convertirse en un comercio como la mayoría de lugares de carácter religioso-espiritual. Por supuesto: Taizé.