15 septiembre, 2009

Ideas suicidas

Ya dije en una entrada de esta bitácora hace mucho mucho tiempo que no soportaba que un coche me adelantase cuando ya voy a 95 km/h en una carretera limitada a 80 km/h...

Pues bien, conduciendo conduciendo, se le ocurren a uno ideas diversas; ideas que contienen suicidas, inconscientes, temerarios, balas perdidas, etc... ¿Qué pasa por la cabeza de un conductor que va (legalmente) a 120 km/h cuando de repente se encuentra una señal de limitación a 100 km/h, y posteriormente una de limitación a 80 km/h?

El caso es que la mayoría de conductores, lo que hacemos es reducir paulatinamente la velocidad hasta ponernos a esos 80 requeridos por la señal, quizá como mucho a 85 ó 90 kilómetros a la hora, aprovechando el margen de error de los velocímetros, radares y tal. Entonces, ¿por qué unos pocos mantienen su velocidad de 120 pese a que la señal es clarísima? ¿Qué pasa o qué no pasa por sus cabezas para que no reduzcan la velocidad? ¿Son quizá más listos? ¿Son quizá una raza superior de conductores que no tienen por qué respetar el código de circulación? ¿Son superdotados? ¿Quizá concejales y diputados? ¿Son mejores que nosotros que reducimos como tontos nuestra velocidad?

No sé, más bien les diría yo que son unos desalmados, unos futuros accidentados, unos chicos listos en todo el mal sentido de la palabra, unos desordenados, unos culpables, unos descerebrados, quizá unas pavas, unas locas, unas chicas listas en todo el mal sentido de la palabra, unas inconscientes, unas depravadas... y así seguiría todo el día, sobre todo cuando una de estas o uno de estos impacta a 120 km/hora en las inmediaciones de una gran ciudad, en la parte de atrás de uno de esos coches que ha ido reduciendo paulatinamente hasta llegar a los 80 por hora que marcó anteriormente una señal, hiriendo a los inocentes ocupantes del vehículo. Ahí, en ese caso, me importan bien poco la lista o el listo, que ojalá lleven durante meses un collarín que no les impida tener que ir a trabajar, pero que les haga acordarse bastante tiempo de su tontería.

Son mejores, sí, mejores como carne de cañón, quizá ojalá como carne de celda. Esa gente que se cree mejor por tener 50 caballos de vapor más que el vecino en su nuevo "buga". Señoritos y señoritas, los límites son para todos, para cumplirlos. Otra cosa es el límite máximo de 120, que algunos superan porque sí, pero, si pone 80 es porque hay que ir a 80, por algo será...

Quizá algún día uno de ellos nos diga qué se les pasa por la cabeza, si es un estornino, golondrina o gaviota; en su cabeza, pájaros seguro.

2 comentarios:

Alfonso E. dijo...

El otro día tuve una discusión con un colega y la verdad es que uno se da cuenta de lo poco solidario que se es en este sentido. Los límites en carreteras están puestos debido a unas ciertas características de las infraestructuras. Si pone 80 y yo voy a 120, tal vez no pase nada, pero si pasa (por ejemplo, que tome una curva a esa velocidad), tal vez el peralte no está dispuesto de forma correcta como para evitar que me salga de la calzada.

De igual forma, tal vez la ausencia de arcenes causaría que, en caso de accidente, se invadiera irremediablemente la calzada de al lado. Sin embargo esto parece importar poco a la gente, se creen que por 10 ó 20Km/h que lleven durante un rato van a llegar muchísmo antes.

Un ejemplo: un viaje de media hora, en el que durante 15 minutos el límite sea 100, si lo recorremos a 120, sólo recorreremos 5 kilómetros más (algo que a 100Km/h ¡lo hacemos en 3 minutos!). Sin embargo estamos poniendo nuestra vida en peligro (y lo que es peor, la de los demás).

Javi dijo...

Pues sí, y es cuestión de ir siendo cada vez más solidarios. Para unas cosas lo intentamos ser, pero en este caso se ve que no.

Excluyo, por supuesto, la polémica sobre los posiblemente bajos límites máximos de velocidad en España, que ciertamente en algunas autovías y autopistas podrían subirse a 140, pero claro, entonces los insolidarios de turno que ahora van a 170, pasarían a 190...

Saludos.