12 enero, 2010

¿Realmente podemos aprender de ellos?

"Trabajar con niños me ha enseñado mucho". "Es increíble lo que me han enseñado los niños".

Habitualmente podemos escuchar muchas frases así, de personas que supuestamente son cultas, estudiadas y maduras, que dicen haber aprendido bastantes cosas a partir de su relación con "esos locos bajitos" (o no tan bajitos o no tan locos). La frase ha de sorprender por fuerza ya que, ¡cómo es posible que un niño de 4 años le haya enseñado cosas a un Doctor en Anatomía Patológica de 48 años...!

Entonces, supondremos que tenemos mucho que aprender de ellos, de los jóvenes, de los niños, pero... ¿nos pueden enseñar algo de verdad? ¿No será que simplemente nos recuerdan cosas que creíamos olvidadas?

La verdad es que en muchos casos, realmente lo que "aprendemos" de ellos es algo que ya sabíamos, pero que simplemente teníamos olvidado; son quizá su viveza, su ilusión, su pasión por las cosas, etc..., ¿pero no teníamos eso cuando éramos jóvenes, cuando teníamos su edad? En la mayoría de casos, sí. ¿Entonces por qué decimos que aprendemos cosas de ellos?

¿Puede realmente un niño de 7 años enseñarle algo a un anciano de 80? ¿No son las cosas que ese niño tiene, sus características, las propias de alguien de su edad, y que seguro que el anciano tuvo también cuando era pequeño?

La clave está en esos años que han pasado, en ese momento de "hacerse mayor", donde muchos entierran su pasado de metro treinta y pantalones cortos. Yo creo que quizá los niños no pueden enseñarnos mucho por sí mismos, pero sí tienen la labor involuntaria de recordarnos mucho: nos recuerdan que un buen día, hace 10, 15, 30, 50 años, éramos muy sabios, tan sabios de otra forma, tan ricos en sabiduría, en cosas que ya olvidamos y que quizá nos serían muy útiles en nuestra vida. Esa ilusión, esa sonrisa incondicional, esa idolatría por las cosas auténticas, esa poca vergüenza, esa naturalidad, esa bendita despreocupación...

Nuevamente, no lo olvidemos: si mantenemos vivo el niño que llevamos dentro (aun cuando la artrosis haga ya sus primeros estragos), no tendremos que aprender tanto de ellos, porque ya llevaremos con nosotros todo eso en nuestro interior. A todos nos irá mejor. Larga vida a "nosotros, niños de 30 años", a los otros "niños de 70" y a todos los niños del mundo.

No hay comentarios: