17 marzo, 2018

Nos vemos en el infinito, Stephen Hawking

Recuerdo que Hawking era el único científico vivo del libro de Ciencias Naturales, con poco más de 50 años, y ya por eso le tenía un cariño especial como a otros vivos de los libros de texto de mi infancia como los literatos Miguel Delibes, Rafael Alberti o Pepe Hierro del libro de Lengua, que ya nos dejaron también.

Stephen era un hombre pegado a una silla, con un cuerpo inerte y un cerebro prodigioso, más móvil y veloz que los cuerpos completos de muchos de nosotros, con una capacidad asombrosa que le daba por un lado la brillantez necesaria para ser un físico de talla mundial, y por otro el afán de superación para conseguir sobreponerse a una de las peores enfermedades posibles que se pueden contraer, quizá la peor: la ELA, de la que ya hablé aquí hace unos años, y de la que es su paciente más famoso y justo el mayor ejemplo de longevidad que ha existido para este tipo de enfermos. No sólo se sobrepuso a los 2-3 años de vida que le pronosticaron, sino que vivió 55 más, llegando a casarse 2 veces y tener 3 hijos.



Hawking hace décadas que no hablaba por sí solo, pero lo hacía por él uno de los inventos que brotaba de su silla de ruedas, programado casi expresamente para su persona y sintetizando su voz, que seguramente junto a otros artilugios para hacer su vida más fácil ha servido y servirá en el futuro para todos lo que se encuentran como él. Todo ello presente en la cultura popular desde hace mucho, de modo que es muy difícil encontrar a alguien que no conozca su imagen icónica de hombre sentado en silla de ruedas con una pantalla delante y la cabeza medio ladeada y sujeta para que no se caiga, mostrando un gesto extraño de morritos por su incapacidad para controlar cualquier músculo de la cara. Se dice que en los últimos años no era capaz de hablar mucho más de una palabra por minuto, y los que hemos vivido muy de cerca esa enfermedad sabemos bien lo importante que a veces es poder decir sólo una palabra y cuánto merece la pena esperar 10 ó 20 minutos para que un ser querido te pueda decir una frase que recuerdes el resto de tu vida.

Sobre él se ha escrito mucho, y se ha rodado mucho, con películas como La Teoría del Todo, documentales como El Universo de Stephen Hawking o apareciendo él mismo como actor por ejemplo en capítulos de The Big Bang Theory, convirtiéndose en cierta manera en un personaje más del famoseo a nivel mundial. Sin duda que ha sido una persona con mucho poder, ya que cualquiera de sus declaraciones rápidamente corrían como la pólvora, justo como su cuerpo no podía hacer, y eran tomadas como verdaderas fuentes de conocimiento, como si de un oráculo se tratase, ya que lógicamente era una de las personas más inteligentes del mundo. Curioso es su relación de amor-odio con Dios, usando muy habitualmente su nombre en los discursos, pero llegando a negar del todo su existencia y descartándolo como creador del Universo.



Algunas frases a recordar son:

-“La humanidad tiene un margen de mil años antes de autodestruirse a manos de sus avances científicos y tecnológicos”.

-“Einstein se equivocaba cuando decía que ‘Dios no juega a los dados con el universo’. Considerando las hipótesis de los agujeros negros, Dios no solo juega a los dados con el universo: a veces los arroja donde no podemos verlos”.

-“Solo somos una raza de primates en un planeta menor de una estrella ordinaria, pero podemos entender el universo”.

-"Por mala que la vida parezca, siempre hay algo que uno puede hacer y lograr. Mientras hay vida, hay esperanza".

-"Lo malo de mi fama es que no puedo ir a un rincón del mundo sin ser reconocido. Ni con gafas de sol y peluca, ¡la silla me delata!."

Sin duda Hawking ha sido uno de los grandes personajes a caballo entre los siglos XX y XXI, y mereció muchos de los homenajes que se le hicieron en vida y que se le harán después de fallecido, tanto por su ejemplo como persona luchadora, como por su contribución a la ciencia, sobre todo a la astrofísica y física teórica. Quizá le faltó la comprobación empírica de sus teorías, lo que le hubiera dado el Nobel, pero eso para nada empaña una carrera que los entendidos ponen a la altura de los mejores genios de la historia. Como detalle final, y sin duda una muestra de su importancia, su libro "Breve historia del tiempo" llegó a estar en los años 90 durante casi 5 años en la lista de los más vendidos (récord en Reino Unido), contribuyendo mucho a la divulgación de la cosmología y las nuevas tendencias y conocimientos del Universo.



Esta semana, el pasado 14 de marzo (día del número Pi para algunos), justo 138 años después del nacimiento de Einstein, el chaval de Oxford que nació justo 300 años después de la muerte de Galileo, el chico que dio nombre a la Radiación de Hawking, nos dejó para siempre y se fue hacia el infinito, en busca de los agujeros negros, en busca de respuestas, allá donde sólo las mentes privilegiadas pueden volar...

No hay comentarios: